Los indicios criminalísticos configuran esta tipología de forma significativa para poder diferenciar los subtipos, categorías y subcategorías propuestas. En razón de no haber sido posible por parte del autor un estudio pormenorizado de los indicios subacuáticos, la tipología expuesta se limita a los arqueofurtivos terrestres.
La tipología propuesta se fundamenta en tres características:
- Un único parámetro distingue los tipos básicos. El parámetro diferenciador es motivacional, en cuanto el arqueofurtivo tenga o no un afán inmediato de lucro económico. El factor de inmediatez es esencial. Hay dos opciones básicas: la de quienes únicamente actúan cuando hay un beneficio económico inmediato (Traficantes) y quienes tienen otras motivaciones (Buscadores) en las que el lucro económico no es importante o ni tan solo existe.
- Diacrónica. Integra todas las tipologías que han actuado desde el origen estricto del arqueofurtivismo -existencia de legislación que obligue a disponer de autorización- hasta la actualidad, estando abierta a la incorporación de nuevos tipos que puedan surgir. En consecuencia, los porcentajes de actividad de los diferentes tipos son distintos según el período histórico que se analice. Puede haber tipos que en determinados momentos fueron mayoritarios, pero hoy día son prácticamente inexistentes e incluso desaparecidos. Por el contrario, tipos predominantes hoy día es posible que hace pocos años ni existieran.
- Universal. Válida en todo el mundo. Así mismo, permite nuevas incorporaciones que puedan ser identificadas y los porcentajes de actividad varían según el territorio analizado.
Los dos tipos básico incluyen una serie de subtipos e incluso categorías y subcategorías.
1.- BUSCADORES. No existe un afán inmediato de lucro económico. Esencialmente buscan bienes arqueológicos, muebles e inmuebles, por el placer personal que supone el descubrimiento, con todo lo que conlleva (investigación previa, salida al campo, ejercicio físico...).
Incluye subtipos:
1.- Personalistas: Son los buscadores estrictos. Actúan por satisfacción personal. No tienen interés especial por ningún yacimiento o época en particular.
2.- Especializados: Su búsqueda es mucho más específica y se dirige a una época, tipo de yacimiento o bienes arqueológicos determinados. Distinguimos dos categorías:
- Recolectores: Coleccionan bienes arqueológicos que ellos mismos buscan en los yacimientos. Se distinguen dos subcategorías.
- Heterogéneos. Coleccionan prácticamente cualquier objeto, sin distinción cronológica o tipológica; tampoco consideran si son valiosos, conservando incluso los fragmentos.
- Selectivos. Colecciones menos indiscriminadas y generalmente bastante más valiosas.
- Titulados: Lamentablemente se han detectado actuaciones ilícitas por parte de estudiantes y profesores universitarios, así como de directores y conservadores de museos, con la finalidad mayoritaria de elaborar estudios particulares. Actúan sin la preceptiva autorización y, en consecuencia, sin el rigor científico que sería de esperar.
3.- Localistas. Su actividad es estrictamente local. Difícilmente actuarán más allá de los límites de su municipio o comarca. Se han diferenciado tres categorías:
- Infatigables estudiosos y acérrimos defensores de la cultura local. Acostumbran a liderar grupos de colaboradores. Fundan y presiden asociaciones. Sus descubrimientos acostumbran a constituir el origen de museos locales. Llegan a publicar en reuniones de investigadores locales.
- Son los voluntariosos colaboradores de los Eruditos. A diferencia de los primeros no dirigen las búsquedas y difícilmente llegarán a publicar, limitándose a colaborar entusiásticamente, incluso en intervenciones autorizadas en cuanto tienen oportunidad.
- Persiguen leyendas. Buscan míticos tesoros que supuestamente les enriquecerán. Cuando los tesoros son “antiguos” y el lugar de búsqueda coincide con un yacimiento arqueológico -como acostumbra a suceder- se convierten en arqueofurtivos. Aunque la motivación perseguida es el lucro económico, ésta no es inmediata y la búsqueda puede prolongarse durante décadas, llegando a ser incluso más satisfactoria por sí misma que el hecho de hallar el “tesoro”. Su ámbito de actuación és casi siempre local, por lo que les clasificamos en este subtipo.
4.- Casuales. El hallazgo es casual, pero el descubridor no actúa debidamente y realiza una acción irregular. Se trata de una única acción, pues caso de reiterar entraría a formar parte de alguno de los subtipos de Buscadores relacionados o se convertiría en Traficante. Se distinguen tres categorías:
- Trofeistas: Consideran el hallazgo un trofeo personal. No lo pondrán a disposición de las autoridades, pero tampoco lo regalarán, cambiarán o venderán. Probablemente estará expuesto en su domicilio.
- Negociadores: Harán lo posible por obtener algún beneficio -social o económico- del hallazgo.
- Retipificables: El hallazgo será el factor desencadenante que motivará més acciones per su parte. Aunque podamos diferenciar entre quienes únicamente seguirán accionando en el mismo yacimiento del hallazgo y los que se diversificarán, no constituyen subcategorías puesto que tanto unos como otros deberán ser clasificados (retipificados) como Buscadores (Personalistas, Especializados o Localistas) o Traficantes.
2.- TRAFICANTES. Hay un ánimo de lucro económico inmediato. Exploran y remueven exclusivamente para vender los hallazgos.
Se distinguen dos subtipos:
A.- Profesionales. Su dedicación es exclusiva. Es su principal fuente de ingresos.
B.- Completivos. La actividad arqueofurtiva constituye un complemento a su ocupación principal. Distinguimos dos categorías:
- Actúan en solitario. Ellos mismos buscan los bienes arqueológicos y gestionan la venta, generalmente por arqueocibertráfico.
- Forman parte de una organización. Acostumbran a actuar en grupo y se limitan a la búsqueda de bienes arqueológicos a cambio de un precio o comisión.
Joan Carles Alay es doctor en Arqueología especializado en el estudio del arqueofurtivismo
Bibliografía
ALAY, J.C. (2021). Manual: Arqueofurtivismo. El estudio de las intervenciones arqueológicas ilegales. Col·lecció Vària núm. 2 del SERP. Eds. Societat Catalana d’Arqueologia i Seminari d’Estudis i Recerques Prehistòriques. 165 págs. Barcelona.