Alexander Herman, director del Institute of Art and Law del Reino Unido, ha publicado recientemente un articulo en The Arts NewsPaper, sobre los riesgos que supone el rigor de la fiscalía de Nueva York respecto al tráfico ilícito, contrabando y fraude de arte y antigüedades, que no las ventajas que ha supuesto el empeño de la Fiscalía del Distrito de Manhattan que lleva muchos años incautando antigüedades de comerciantes, coleccionistas e incluso museos.
Desde 2017, se han incautado alrededor de 6.000 objetos, la mayoría de los cuales ya han sido repatriados a países de origen como India, México, China y Grecia.
Recordar que Nueva York es el principal puerto de entrada (aéreo y marítimo) para arte y antigüedades en el país y basándose en la jurisdicción (soberana) del Estado de Nueva York procede como dictan las leyes al respecto. De momento y desde la perspectiva de la persecución de delitos como el tráfico ilícito y el fraude internacional no creo que haya nada que decir y menos poner en duda su efectividad.
Herman recurre al caso de la sentencia favorable del Tribunal Supremo estatal que permitía la incautación del dibujo de Egon Schiele, Prisionero de Guerra Ruso (1916), del Instituto de Arte de Chicago. El museo está apelando la decisión. La obra procede de una compleja consecución de circunstancias, pero tiene la inequívoca consecuencia primera, de la venta forzada provocada por el régimen nazi.La pieza, a pesar que actualmente está en otro estado, entró en Estados Unidos en 1957 por Nueva York, lo que legitimaría la acción legal de acuerdo con la legislación de ese Estado.
“Las acciones sostenidas de la oficina del fiscal del distrito merecen un escrutinio más profundo, ya que pueden tener un impacto importante en el comercio y el movimiento del arte en Nueva York, e incluso más allá, como nos muestra el caso Schiele” – dice Herman.
“Un impacto se produce en los derechos legales de los poseedores. – continúa- La opinión de la Fiscalía (ahora aceptada por el tribunal) es que si una obra de arte fue robada en el pasado, sigue robada hoy en día, independientemente de quién sea el poseedor. La Fiscalía ha podido incautar antigüedades, algunas de las cuales abandonaron sus países de origen hace décadas, alegando que constituyen bienes "robados". Cualquier título adquirido por un comerciante, coleccionista o museo en una jurisdicción intermedia (como Suiza o Inglaterra) se ignora”.
“El enfoque en Nueva York es muy inusual: otras jurisdicciones tienden a respetar las compras extranjeras de buena fe y la aplicación de los plazos de prescripción. La Unidad de Arte y Antigüedades de la Policía Metropolitana de Londres, por ejemplo, parece tratar los robos históricos o las exportaciones antiguas como asuntos civiles, absteniéndose de intervenir.”
“Pero las fuerzas del orden de Nueva York parecen no verse limitadas por tales consideraciones. La situación en Nueva York pone de relieve la volatilidad de los títulos de propiedad. Una persona puede comprar una obra en Londres y obtener un buen título de propiedad según la legislación inglesa, pero al traerla a Nueva York, todo está perdido. Esto es precisamente lo que les ha sucedido a ciertos comerciantes de arte en los últimos años”.
Resulta ofensivo poner como ejemplo el mercado británico como ejemplo de honestidad o transparencia en la cuestión del comercio de arte y antigüedades sospechosas, sobretodo cuando se apostilla con “comprar una obra en Londres y obtener un buen título de propiedad”.
Y para ello no duda en lanzar una pregunta que encierra una amenaza velada: “Ante el riesgo de embargo, ¿quién enviaría obras de arte a Nueva York? ¿Se resiente el mercado del arte neoyorquino por ello?. “
El abogado reconoce, como no puede ser de otra manera, que en “el caso de las obras, con un certificado de buena procedencia o no hay evidencia de nada inapropiado, los propietarios no tiene nada que temer y que para los préstamos extranjeros a las exposiciones de los museos de Nueva York, existen regímenes de inmunidad de embargo, tanto a nivel federal como estatal, que protegen los objetos culturales en préstamo”.
“Dicho esto, los comerciantes y coleccionistas sin duda se muestran cautelosos. ¿Qué ocurre si un propietario inocente envía una obra a Nueva York y luego descubre que una investigación ha revelado una procedencia problemática? ¿Se pierde automáticamente el título de propiedad?.” Afirma Herman. La cuestión es preguntarse si todavía existen propietarios y vendedores inocentes o simplemente recuerda que el problema con vendedores y propietarios no tan inocentes, sigue vigente y muy activo.
Es de suponer que Herman omite deliberadamente que el mercado del arte y de las antigüedades norteamericano se nutre fundamentalmente del mercado inglés por una cuestión de tradición y actualmente por la inexistencia de aranceles entre ambos países. Tampoco indica que sus vendedores son los mismos, es decir las salas de subastas más importantes inglesas con base en Nueva York.
Nada de esto debería preocupar a abogados expertos y dedicados a que la transparencia del mercados del arte y las antigüedades sea lo más riguroso posible, evitando que esta situación no sólo sea Conveniente no sólo para unos pocos, sino seguro para todos.
¿Qué advierte entonces Alexander Herman, director del Institute of Art and Law?
¿Qué el ejemplo de la Fiscalía de Nueva York pueda crear jurisprudencia en el resto de EE.UU.?. Es posible, lo que podría inclinar la balanza del mercado hacia otro más “permisivo” como es el británico. Lo que esta claro es que los americanos se están adaptando más rápidamente a las políticas anti blanqueo de la Unión Europea que los ingleses.
¿Es una advertencia a los vendedores y propietarios que no son tan ingenuos, y que las deben empezar a plantearse “perdidas asumibles”?
¿Qué tal vez sea mejor dirigir a las mercancías a hacia otros estados más “permisivos”? En este sentido sería bueno que indicase cuales ¿California, Florida, Delaware, Masachussets…?
¿Tal vez garantiza que Reino Unido y sus vendedores siguen otorgando un buen título de propiedad”?. A pesar del goteo de denuncias contra Christie´s y Sotheby’s por aceptar convenientemente documentos de las obras poco claros.
Precisamente sea esto último. Históricamente como se indicaba anteriormente, las principales piezas sucias que llegan a Estados Unidos , Nueva York para ser más exactos, llevan el marchamo de Christie´s y Sotheby’s y otras grandes y salas con delegaciones en Nueva York, así como de los asociados y colabores, pasados y presentes, de los que Pecados del Arte hace permanente referencia.
¿Son más rentables para los abogados ingleses los procesos judiciales civiles británicos que inapelables condenas penales federales?. Eso, sin duda.
Estados Unidos sigue y seguirá siendo de momento, el mercado de Arte y Antigüedades más importante del mundo y el país tiene capacidad para ser riguroso para el mercado.
Permítanme terminar como he comenzado esta reflexión ¿Por qué los abogados de arte británicos advierten sobre los riesgos de la Fiscalía de Nueva York para el comercio de arte ?.