La procedencia, la Provenance de una obra de arte, es un aspecto fundamental de la investigación para determinar su originalidad. Las obras de autores importantes (valiosas) no aparecen por casualidad. Antes han pertenecido a alguien igualmente importante y sí esa obra si no ha permanecido en manos de la familia del primer comprador, habrá tenido un recorrido, una sucesión de propietarios, una historia.
Por tanto verificar esta procedencia y la documentación que se aporta, es tan importante como el estudio artístico y científico de la mismo.
Obviamente la falsificación documental de la obra puede ser alterada o justificada con la excusa de perdida por el paso del tiempo, etc., En este sentido el falsificador tratará de engañar añadiendo marcas o etiquetas en la propia obra, creando a veces una “trazabilidad paralela” destinada a confundir al comprador incauto e ignorante.
Un falsario detallista intentará simular la mejor Provenance la otorga teóricamente un museo. Aunque la Atribución museística es un recurso comúnmente empleado en el mercado negro del arte. Antes y ahora.
Para un experto, las etiquetas y marcas que están presentes en los reversos de las obras forman parte de la historia de la obra y son una ayuda inestimable en su investigación. Suele dar información de las subastas o galerías en las que se vendió la obra y en algunos casos referencias a catalogaciones privadas.
¿Qué mejor argumento de fraude que incluir y pegar etiquetas de museos?. Falsificar una etiqueta no es difícil y como en todos los negocios el que no arriesga no gana. También será fundamental como todos los timos, escoger muy bien a la víctima. El falsario aprovecha la ignorancia y codicia del comprador como en el “timo de la estampita” , un clásico de la estafa celtibérica.
Estas estafas se descubren normalmente al cabo del tiempo, cuando el actual propietario o sus descendientes deciden poner la obra en valor, es decir tasarlas, pero a menudo ignoran que para tasar cualquier objeto (ya sea un cuadro o unas zapatillas) hay que verificar su autenticidad. Es lo que se conoce como Investigación Pericial de la obra. Y es cuando se descubre la falsedad.
Otra técnica empleada serán los “sellos húmedos” , los tampones. Los he visto de antiguas notarias o incluso del Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg - ERR- (Operaciones del Reichsleiter Rosenberg) , la oficina de incautación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Otras, burdamente manipuladas o creadas a partir de un calco. También se han encontrado etiquetas falsas de departamentos de incautación durante la Guerra Civil española y de subastas (ciertas o totalmente falsas). He constatado a lo largo de mis años como Perito Experto en Arte que los sellos nazis se han empleado para legitimar una obra falsa con una aplastante y perversa lógica por parte del falsificador ¿Quién osaría escarbar en el pasado de una obra procedente del expolio nazi y comprada vete tu a saber de que manera?.
Nos encontraremos por tanto esta tipografía de falsificaciones en piezas tales como:
- Obras vendidas en los años 70’s y 80’s.
- Obras de artistas españoles de principios de siglo XX (sellos notariales).
- Obras de artistas de las Vanguardias europeas (o antes de 1939).
- Se emplean referencias como museos / fundación del artista (p.Ej. Fundación Miró), museos nacionales y museos franceses.
- Obras procedentes de del mercado iberoamericano. El catálogo es variado e interminable. México, Cuba, Colombia... Hay más etiquetas que museos.
No se olvide que el nombre de un museo asociado a la obra únicamente persigue impresionar al incauto y llevar a cabo una operación rápida y sin preguntas. Por tanto esa pegatinas que lo único que pueden es “etiquetar” la falsedad de una obra de arte.
Por favor, agradeceré ampliar mi propia colección, así que no dude en contactar conmigo si en la trasera de sus cuadros aparecen “etiquetas “ sospechosas. Evitará el bochorno cuando intente vender el cuadro.