Es probable que los lectores desconozcan que las armas forman parte de las llamadas Artes Aplicadas, tanto por su diseño como por su fabricación artesanal a lo largo de los siglos, por lo que también forman parte del Patrimonio Artístico e Industrial de un país. Las armas de fuego no son una excepción.
España ha tenido excelentes armeros, talleres y fábricas de fama mundial, en las que se han mezclado la artesanía con el diseño y funcionalidad de estos objetos. Todos podemos reconocer las armas blancas de las forjas toledanas, andaluzas, catalanas, madrileñas ¿Y las armas de fuego?
España en 1890 con la revolución industrial en su máximo apogeo, se sumó a este fenómeno industrial creando fábricas innovadoras como Astra o Star, con una multitud de diseños originales y curiosos, continuando con la rica y famosa tradición de los armeros vascos de finales del siglo XIX y principios de siglo XX. Esto daría como resultado armas como la Charola y Anitua, la Campo Giro y muchas más, así como las armas producidas durante la Guerra Civil. Armas como por ejemplo el subfusil Labora Fontbernad Olot, fabricado por fabrica F15, aunque hay muchas otras fabricadas por Industrias de Guerra de Catalunya, Acaso, RE, etc.
No hay que olvidar que, también durante la Guerra Civil, el Ejército Republicano recibió infinidad de armas ligeras de muchos países de todo el mundo. Produciéndose una “mezcla exótica” y singular de armamento, que no se ha dado en ningún otro conflicto del mundo.
Desde el 2011, este tipo de hallazgos con suerte van al “exilio”, fuera de España, pero en la mayoría de los casos terminan en destrucción o inutilización. Un proceso de inutilización, en el Banco de Pruebas de Eibar, que desgraciadamente hoy en día es también sinónimo de destrucción. Una institución considerada, por los aficionados al coleccionismo, el Auschwitz para armas históricas y con el que además, se está ganando mucho dinero.
El hecho de que en España, un coleccionista de armas históricas autorizado no pueda tener armas posteriores a 1890, resulta incomprensible en el entorno del coleccionismo europeo. Y no solo a los aficionados, sino también a los legisladores de lugares como los Países Bajos o Alemania, donde la redacción de leyes al respecto está mucho más avanzada y desarrollada.
Mientras en toda la UE las armas de fuego posteriores a 1890 se consideran patrimonio histórico, y por tanto se protegen y preservan, en España se condena este patrimonio artístico e industrial a la destrucción. Armas que cuentan con las pertinentes autorizaciones y lógicamente, con estrictas normas de seguridad para su tenencia.
La definición de arma histórica que rige actualmente en España, que afecta a coleccionistas y la conservación de estas armas, se realizó de manera opaca por parte de la administración en 2011. Una redacción que se hizo sin consultar a expertos como FESAC (Foundation for European Societies of Arms Collectors), ni otras asociaciones nacionales de coleccionismo de armas, como ANARMA, referente en la defensa de los derechos de coleccionistas, tiradores y cazadores en nuestro país.
La raíz de esta destrucción está en la misma definición de “arma histórica”, los condicionantes y las absurdas exclusiones redactadas unilateralmente por la CIPAE (Comisión Interministerial Permanente de Armas y Explosivos) en el año 2011, con motivo del cambio de Reglamento de Armas. Una auténtica sentencia de muerte para nuestro coleccionismo.
Así, mientras la Directiva de Armas Europea ofrece todas las posibilidades y garantías para que los coleccionistas autorizados conserven este vestigio de la historia industrial armera, en España y a pesar que tiene traspuesta la misma definición de coleccionista, se ignora (o se incumple) en su Reglamento de Armas.
En España, la única institución gubernamental que está apoyando el cambio del Reglamento de Armas es la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa, que parece son los únicos quienes tienen la capacidad para entender lo que está pasando en nuestro país. ¡Incluso algunas Intervenciones de Armas de la Guardia Civil, nos están avisando de la destrucción de este patrimonio histórico e industrial!.
Stephen Petroni, Presidente de FESAC ha declarado sobre esta situación: “Aunque en España se ha introducido una autorización para los coleccionistas, las severas restricciones impuestas y la interpretación miope de la definición europea, están impidiendo a los coleccionistas llevar a cabo su función social. Por coleccionista se entiende toda persona física o jurídica dedicada a la recogida y conservación de armas de fuego componentes esenciales o municiones con fines históricos, culturales, científicos, técnicos, educativos o patrimoniales y reconocida como tal por el Estado miembro en cuestión"
"Tras la publicación de la nueva Directiva de Armas de la UE de 2017, España la transpuso a su legislación nacional. Una de los cambios más importantes introducidos por la Directiva fue la inclusión de los museos y coleccionistas dentro de su ámbito de aplicación, junto con la adopción de una definición de coleccionista que fue redactada por la FESAC a petición de Europol".
Con la definición instaurada por la CIPAE en 2011, solamente 4 armas han sido reconocidas en España como “Arma Histórica” en los pasados 11 años. Entre ellas la empleada en el fallido golpe de estado del 23-F por el Teniente Coronel Antonio Tejero Molina en el Congreso.
Marcel Salmans es Delegado en España de FESAC y Responsable de Coleccionismo en ANARMA
Fotografias: Luis Pérez de León y Manuel Estirado