Nuestro orgullo torero nos lo impide. Nuestra arrogancia burocrática lo silencia. Hemos puesto un humillante velo sobre el asunto. Tal vez mejor porque ya puestos, a ver sí añadiríamos otra fechoría más a los gobiernos fachas de este país.
Nuestro gran Pecado del Arte, nuestra gran vergüenza ha sido como lo llamo el Intraexpolio que nosotros mismos hemos realizado a nuestro propio patrimonio desde hace siglos. Hace poco puede leer el imprescindible libro de José María Sadia. Él lo llama Autoexpolio a pesar de que los casos relatados más que robos, fueron humillantes operaciones mercantiles y por tanto, legales al fin y al cabo.
De nuevo recomiendo su ensayo “El Autoexpolio español”, magnifico e imprescindible para los que estamos pastando en estos prados.
Cuando me refiero al concepto Intraexpolio (acuñado tan vanidosamente, lo reconozco), me he querido referir al desinterés sistemático del españolito ante el Patrimonio Artístico y Cultural que ha facilitado, sin duda alguna, las aberraciones que se han realizado en este país y su arte desde principios del siglo XIX y que no terminaron hasta (oficialmente) 1958.
Pillaje y saqueo lo hemos realizado también nosotros mismos aprovechando el caos. Ya sea cuando se quemó (quemaron) el Palacio Real en 1734 o el del Ministerio de Justicia en 1920, donde se robaron las obras de arte que se salvaban. Lo que robaron los españolitos a los afrancesados, a los liberales y carlistas. Lo que se saqueo durante la Semana Trágica de 1909 o la revolución de Asturias de 1934 y posteriormente durante la Guerra Civil entre hermanos de uno y otro bando.
Ese intraexpolio prosperó por obsesión y envidia cainita contra lo que no es nuestro o pensamos que no lo es. Otro motivo sería el sempiterno desinterés del pueblo español por el arte, provocado por lo anterior más la burda excusa de que el arte es cosa de curas, reyes y gente rica… Faltó en España mas Ilustración y menos Iluminado absolutista. Razón más que cierta para entender porque en España ni se refomentó el coleccionismo ni se apreciaron las artes aplicadas.
Quizás Sadia y yo hemos caído en el podría ser el mismo error semántico conceptual: Emplear el convencionalismo de manera extensiva de” Expolio” para explicar la perdida del patrimonio Español. Expolio sería en stricto sensu el que se realizó en la Guerra de Independencia por parte de las tropas enemigas.
A ver sí un día quedamos José María Sadía y yo, y con una caña (o tres) nos inventamos un palabro más adecuado para eso que ha sido vender nuestro Patrimonio.