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JORGE LLOPIS

¿Se está convirtiendo la receptación en una realidad habitual en el Segundo Mercado inglés?

Un anillo de sello Tudor que se puso a la venta en Londres después de haber sido robado en 2021.
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Un anillo de sello Tudor que se puso a la venta en Londres después de haber sido robado en 2021. (Foto: © Christopher Marinello)
domingo 11 de junio de 2023, 18:34h
El Detective de Arte Christopher Marinello no duda de ello

“Las casas de subastas y los comerciantes ingleses no cooperan con los investigadores cuando se descubre que están vendiendo artículos robados”.

Asi lo declara en una entrevista en The Guardian, Christopher Marinello.

¿Quién es Christopher Marinello? Se trata de un especialista inglés con sede en Londres en la recuperación de arte y antigüedades robadas, saqueadas y perdidas. Es decir, un auténtico detective del arte, especialidad criminológica prácticamente desconocida en nuestro país o que al menos, después de varios esfuerzo de consultas con el Colegio de Criminólogos de Madrid o no tiene interés o no tiene una demanda laboral.

Marinelllo tiene su propia pagina web, Art Recovery con una experiencia de más de 35 años y una especialidad en joyas y relojes de alta gama. En su momento contacté con Marinello por si estaba interesado en compartir con los lectores de Pecados del Arte, su experiencia, no obstante, los entornos británico y español (en el cual no ha participado) son demasiado diferentes, tanto en el tipo de objetos en los que está especializado, como en el proceso de investigación, por lo que declinó amablemente nuestra propuesta inicialmente.

En esta entrevista Christopher Marinello habla de la extraña relación de las casas de subastas y los comerciantes con los investigadores por los artículos robados. Téngase en cuenta que además estamos hablando de Reino Unido. Inglaterra es un país en que la relación investigador privado y policía es bastante habitual, circunstancia que en nuestro país no lo es tanto por el tipo de procedimiento, tremendamente judicializado.

Marinello no se corta cuando habla de los comerciantes (salas y anticuarios) "la mayoría no coopera al principio y algunos están tan desesperados por proteger sus encargos y comisiones que harán cualquier cosa para evitar cooperar".

Habló de su asombro y que "los compradores no tienen ningún recurso, si algo que compran resulta ser robado" y que subastadores y comerciantes ignoran participar o cooperar, sabiendo que es poco probable que la policía investigue. Repito, estamos hablando del Reino Unido.

“Alguien tiene que hacer algo con estas casas de subastas y comerciantes que piensan que están por encima de la ley” reclama Marinello.

El investigador no duda en afirmar que los vendedores “Saben muy bien, cuando me escriben diciendo: 'Lo siento, tenemos que esperar para saber que dicen las fuerzas del orden', y añade que las fuerzas del orden están abrumadas con el terrorismo internacional, las protestas y los problemas políticos y que lo último que les importa es el robo, los objetos y dónde están.

Entre los casos actuales de Marinello se encuentra un reloj Richard Mille, valorado en alrededor de £ 260,000 (305.000 €), que fue robado en Milán el año pasado a su cliente Mark Oleynik, El reloj apareció catalogado para una subasta en Hong Kong organizada por Antiquorum una sala de subastas de Ginebra.

Marinello, intentó repetidamente contactar a Antiquorum en nombre de Oleynik, y se ofreció a compartir la denuncia policial de robo de la pieza y la confirmación de que la relojera Richard Mille había registrado ya , el número de serie del reloj en su base de datos interna de relojes robados. También le pidió al subastador que no devolver el reloj al que consignó el reloj para la subasta es decir es decir a quien se lo entregó para ponerlo en venta, advirtiendo a Antiquorum que ahora “no podría ignorar que el reloj se consideraba propiedad robada”.

Sus correos electrónicos y mensajes telefónicos han quedado sin respuesta. Eso si, el reloj fue retirado silenciosamente de la subasta: “Ahí radica el problema. Antiquorum se niega a responder de otra forma que no sea retirando la joya de la venta. Por lo que sabemos, podrían haber devuelto el reloj robado a su remitente o al ladrón”.

“Están más preocupados por su negocio, por ganar comisiones que por cooperar. Esto es lo que pueden perder- y detalla- Obtienen el 15% del vendedor, más gastos de fotografía y seguro. También obtienen hasta un 25% del comprador. Por supuesto que no quieren responder…”.

Marinello y su cliente están actualmente presentando una denuncia penal ante la oficina del fiscal de Ginebra para acusar a Antiquorum de vender propiedad robada. “Si Antiquorum devolviera ese reloj a su consignador, en lugar de retenerlo, teniendo en cuenta que les notifiqué que era robado, podrían ser acusados de receptación (comercializar propiedad robada).

Otro caso de Marinrello. Un anillo de sello Tudor, grabado y datado en 1554 fue robado en 2021 después de que el comprador lo adquiriese en Alemania. Durante el envío el paquete fue manipulado y el anillo apareció en una subasta en agosto pasado. Cuando el comerciante fue interrogado al respecto , simplemente se lo devolvió a su "consignador". Se desconoce el paradero del anillo actualmente.

El investigador considera que la salida del Reino Unido de la EU, no ha hecho más que entorpecer (empeorar) las cosas.

“El BREXIT ha dado una total impunidad a las empresas de venta inglesas en estas casos, respecto a proveedores o compradores de la EU. Si la cooperación entre países y la policía británica ya era complicada antes del BREXIT por las leyes proteccionistas del Reino Unido, ahora están prácticamente blindadas”.

Estas afirmaciones de un detective inglés de nuevo cuestionan, la nueva situación en la que se está encontrando el segundo mercado inglés, que hasta 2021 fue un referente internacional en el comercio de antigüedades y arte a nivel mundial, hoy es un mercado más que cuestionado, ofreciendo escasas o nulas garantías a compradores internacionales, sobretodo en cuestiones relacionadas con devoluciones o reclamaciones de objetos, ya que al quedar al margen de los convenios de la EU, la legislación británica ha extremado las garantías proteccionistas a sus súbditos hasta limites alarmantes.

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