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JORGE LLOPIS

Los Registros y Bases de Datos de obras robadas. Su evolución

Fueron creadas con la intención de promover la Colaboración Ciudadana y falicitar la investigación

viernes 06 de octubre de 2023, 17:30h
El registro más importante sigue siendo el de Art Loss Register (ARL) contiene la base de datos privada más grande del mundo de arte, antigüedades y objetos de colección perdidos, robados y saqueados, y actualmente incluye más de 700.000 artículos

El goteo permanente de reclamaciones de obras de arte saqueadas por el régimen nazi durante la II Guerra Mundial es una constante desde finales de la década de los años 90 y principios del 2000. Hoy casi 30 años después y en la era de la digitalización, puede parecer lo más normal, pero no hubiera sido posible sin la creación de las Bases de Datos y Registros de las Obras de Arte Robadas.

Los profesionales más jóvenes tienen que hacer un ejercicio de contextualización y comprender que antes del mundo digital, tanto la recopilación, archivo y comunicación se llevaba a cabo de manera analógica, es decir: Papel, papel y con fortuna telefax.

En todos los casos la labor de digitalización y desarrollo de aplicaciones funcionales ha sido un esfuerzo titánico y pocas veces reconocido hasta llegar al día de hoy.

Su objetivo ha sido fomentar la Colaboración Ciudadana con mejor o peor fortuna como comento a continuación. Pero las herramientas están ahí.

Primeras bases oficiales de objetos de arte robados digitales fueron policiales, entre las que destaca por su dimensión la de INTERPOL ya que actividad de intercambio de información policial internaciona, es fluida desde 1923 y su evolución ha estado marcada por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, pero no será hasta 1995 cuando INTERPOL ponga en marcha su famosa base de datos de Obras de Arte Robados, aunque hay que aclarar que no siempre esta lista está completa, puesto que depende de los diferentes cuerpos de policía del mundo, incluir o no esta información y remitirla…Ya se imaginará el lector que conceptos comocorrupción policial y ploítica " en algunos países son determinantes.

Así pues, estos archivos se complementan con información recibida de las Oficinas Centrales Nacionales de INTERPOL y organizaciones asociadas internacionales específicas, como la UNESCO, el ICOM (Consejo Internacional de Museos) y el ICCROM (Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales).

Actualmente la Base de Datos de Objeto De Arte Robados de INTERPOL presenta más de 52.000 registros de obras de arte robadas de todo el mundo.

El FBI puso a su vez su base de datos en marcha. Inicialmente procedía de la llamada National Stolen Art Files creada en los años 70 y finalmente digitalizada en 2010 con el nombre de FBI Art Theft Program, y cuenta con más de 8.000 registros.

En ambos casos el acceso es público y también en ambos casos, no es fácil, sino todo lo contrario.

En el entorno de las app, tanto INTERPOL como FBI dieron una vuelta de tuerca más y lanzaron ID-ART en 2021 (Interpol) y National Stolen Art File, NSAF en 2023. He comprobado ambas aplicaciones y tienen sus “complejidades” ya que más allá de sistema operativo del aparato, la de INTERPOL asocia el número de teléfono con el país y ofrece la información local (en mi caso España) y la del FBI, difícilmente reconoce a operadores que no sean norteamericanos, así que actuar como detectives de arte, es más bien complicado…

¿Chapuza?, No lo creo. En mi opinión la complejidad y rigor de funcionamiento de los cuerpos policiales no cuadra con la pretensión de la anhelada Colaboración Ciudadana.

Por otro lado, no hay que olvidar la iniciativa privada, que como siempre va por delante de la oficial. En este sentido el registro más importante sigue siendo el de Art Loss Register (ARL) contiene la base de datos privada más grande del mundo de arte, antigüedades y objetos de colección perdidos, robados y saqueados, y actualmente incluye más de 700.000 artículos. Se agregan elementos a esta base de datos en nombre de las víctimas de saqueo o robo, aseguradoras, fuerzas policiales y otros. Sus fundadores incluían empresas importantes de la industria de seguros y el mercado del arte.

Creado en 1990 en Inglaterra y tuvo su origen en la International Foundation for Art Research (IFAR) una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York que estableció un archivo de robo de arte en 1976 y comenzó a publicar la “Alerta de arte robado”.

IFAR se estableció inicialmente en Estados Unidos en 1969 como ayuda en cuestiones de autentificación de obras de arte europeo en el mercado norteamericano. A mediados de la década de 1970, una ola de robos consumió el mundo del arte, IFAR creó el primer archivo internacional de arte robado disponible para el público y se convirtió en líder mundial en este tema. En 1991, IFAR ayudó a crear Art Loss Register (ALR) como una empresa comercial para expandir y comercializar la base de datos. En 1998, ALR asumió la responsabilidad total de la base de datos de IFAR. Es decir, el acceso a Art Loss Register (ARL) es “de pago”.

Los registros del expolio nazi.

Es posible que al lector le llame la atención que todavía después de casi 80 años, sigan publicándose noticias sobre la recuperación de obras de arte procedentes del saqueo y expolio.

Los datos finales sobre lo que se saqueó, robó y expolio entonces todavía no están del todo claros. Algunos llegaron a apuntar hasta los 20 millones de piezas, aunque los expertos creemos que esta enorme cantidad fue un intento de justificar su existencia en el mercado. Otros especialistas como Miguel Martorell o Héctor Feliciano (en español) ofrecen un número más realista, que podría oscilar entre 1,5 y 2 millones de objetos.

Algunas organizaciones como la WJRO (Organización Mundial Judía de Restitución) la calculan que todavía a fecha de hoy, hay más de 11.000 piezas desaparecidas o por devolver.

El caso del saqueo nazi, es controvertido, ya que a partir de 1950 los diferentes países que sufrieron la ocupación alemana, actuaron de manera desigual con ese patrimonio saqueado y reclamado, apropiándose del mismo para sus colecciones nacionales con diferentes argumentos legales, desde conceptos similares a la Prescripción Adquisitiva (Usucapión en nuestro Código Civil), pasando por la catalogación fraudulenta en algunos casos como es el caso de los MNR franceses.

Los diferentes tratados internacionales sobre esta cuestión desde 1958 han intentado poner de acuerdo a los países en las políticas de restitución y devolución con escaso éxito, ya que la mayoría de ellos no son vinculantes. No será hasta 1998 con el Acuerdos de Washington y de nuevo gracias al desarrollo tecnológico, cuando se llega a la solución de que los diferentes países que sufrieron el denominado expolio nazi, publicasen sus propias bases de datos o registros de obras saqueadas.

De nuevo nos hallamos en el caso de que es un acuerdo no vinculante, por tanto el “interés” o desidia en que se “husmeé” en sus colecciones públicas por parte de países como Francia, Holanda, Alemania, Austria o Suiza y por supuesto Rusia y los llamados países del Este, ha provocado un desarrollo desigual de estas Bases de Datos y que hasta principios de la década del 2010, no se llevaron a cabo por diferentes motivos como he explicado anteriormente. !Ay del ingenuo e infeliz que piense que sólo con entrar en la base de datos encontrará la obra y muchos menos se le devolverá! ...

Las principales bases de datos de obras expoliadas durante la II Guerra Mundial son actualmente y por países: Alemania, Francia, Austria, Países Bajos, Bélgica, República Checa, Polonia, EE.UU y Rusia.

Los suizos están todavía “dubitativos” al respecto y su ley cantonal favorece que no se pongan de acuerdo.

En cuanto a los rusos, no pierdan el tiempo. En 2007, Boris Yeltsin y luego en 2017 Vladimir Putin declararon que el arte procedente de la Segunda Guerra mundial recuperado (o saqueado) por sus Brigadas de Trofeos eran de propiedad rusa inalienable, en concepto de Compensación por Daños de Guerra.

¿Se devolverán alguna vez todas estas obras? Lo dudo. El mercado del arte las “diseminó” en colecciones privadas la gran mayoría entre 1960 y 1990 a través de las grandes salas de subastas y marchantes y en contadísimos casos los actuales propietarios están devolviendo estas piezas, ante la imposibilidad de volverlas a vender en un mercado cada vez más globalmente digitalizado y ser identificados como compradores de obra saqueada.

Las colecciones públicas se escudan en conceptos como compra legal y prescripción adquisitiva y solamente la presión de los medios de comunicación provocan esas escasas devoluciones por temor al escarnio público.

Lo que desde luego está claro es que la información está ahí. Al alcance de todos, ya que en su mayoría menos los registros privados, son bases de datos de acceso público, por tanto no deberían existir excusas basadas en la falta de información.

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