Antigüedad (no nuevo), trabajo individual (no fabricado), consideración del arte como “material informativo”, impacto en el mercado o la participación en ferias internacionales de arte, son entre otras las cuestiones más candentes.
El uso ilícito de los aparatos detectores de metales, especialmente centrado en la búsqueda de restos arqueológicos o de interés histórico, está bien documentado en el Estado Español des de su popularización a mediados de los años 80 del siglo XX.