Como cada verano nos encontramos que en esto del Turismo Cultural o no se entiende o nadie es creativo.
De nuevo aparecen inscripciones en monumentos y como siempre en Pompeya y Herculano se llevan la palma. Nosotros también tenemos Turismo Cultural, sobretodo con los grafiteros que van y vienen de Madrid a Palma de Mallorca y otros destinos. Esto del grafiti viene de lejos y como digo es probablemente el certificado que esto del turismo es un gran invento.
De hecho La palabra "graffiti" era originalmente un término técnico para las antiguas inscripciones escritas a mano en las paredes que se grababan en el yeso de los muros.
En Pompeya y Herculano el grafiti era muy común. De hecho hay una ciencia de la rama de historia que los estudia y que se llama EPIGRAFIA que también analiza la inscripción espontánea y que es la creación manuscrita del “hombre de la calle” y que también son dignas de interés pues ayudan a entender a las gentes de aquel entonces proporcionando perspectivas sobre la sociedad romana, la economía antigua, la religión, el lenguaje hablado, la alfabetización y las actividades dentro de la ciudad antigua.
El motivo de aquellos grafitis de la antigua Pompeya no varían mucho de los actuales Ti Claudio, (Tiberio Claudio), falos, ciervos (por aquello de los cuernos…) y cientos de inscripciones alabando la calidad de las putas del burdel tal o lo mal que se comía en la taberna cual. En definitiva, dejar constancia de su presencia en el lugar.
Pero el grafiti como fenómeno fruto del Turismo Cultural se consolida en el siglo XIX cuando los soldados franceses invadieron Egipto y garabatearon la Esfinge, y por otro lado los pisaverdes ingleses en sus Grand Tour dejando inscripciones en todo monumento que se cruzaba en su “experiencia turística”.
Actualmente se sigue con la costumbre. Una simple llave es suficiente para grabar en la pared estucada o en la puerta de la iglesia o en el pie del monumento “Yuri hama a Yurena” para acordarnos de la puta madre de Yuri durante años.
Sin ser yo experto en esto de las EPIGRAFIAS veo que en la red proliferan también secciones en algunas plataformas sociales muy del gusto de las nuevas generaciones, en las que se anima a continuar con la majadería, llegándolo a equiparar al arte urbano (street Art) como dicen en Antiquity Now y por supuesto Instagram o X (anterior Twitter) y el inagotable TikTok.
También nos ayuda a comprender, hoy como antes a la sociedad, el lenguaje hablado o la alfabetización, algo más básico que en Roma o Grecia, dicho sea de paso.
Entramos pues en un terreno difícil ya que a partir de las posibilidades que ofrecen las redes, el cretino no solamente vandaliza sino que además, convierte en viral su estupidez y monetiza , ya que la imbecilidad abunda como estrellas hay el cielo.
Con lo fácil que era tirarse por un balcón y que la Kärcher limpiase el suelo…