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EDITORIAL

Los Detectives del Arte: Morbo mediático

...e Indiana Jones, un expoliador

miércoles 20 de septiembre de 2023, 10:48h

Es lógico, cada vez que aparece una noticia sobre los llamados Detectives del Arte, se despierta el frustrado intento del filón informativo sobre el mundo del arte o mejor dicho, del lado obscuro del mundo del arte. Digo frustrado, porque al final, no hay nada, a pesar de lo cachondo que pone leer que hay un Indiana Jones del arte suelto.

De nuevo, nuestro querido Arthur Brand ha salido en los medios ¿Y quién es Arthur Brand? , uno de los llamados Detectives del Arte que ha anunciado la recuperación de un cuadro de Van Gogh robado en un pequeño museo holandés de marzo de 2020. Además, Arthur Brand es un personaje mediático y un escritor de relativo éxito.

Conozco poco la figura del Investigador- Detective del Arte. En España no los hay. De hecho conozco a dos detectives privados que han trabajado en alguna ocasión en estas cuestiones, pero poco más.

En una reciente entrevista, me preguntaban como trabaja un detective del arte. Sinceramente más allá de la lógica no puedo explicarlo, pero tal vez sea cuestión de eso: De aplicar la lógica y dejarse de guiones cinematográficos.

En países como Holanda, Bélgica o incluso el Reino Unido esta figura profesional existe, es cierto. Arthur Brand es uno de ellos, como también Cristopher Marinello en Inglaterra, pero debemos partir de la base de una serie de circunstancias, del porqué estos profesionales.

Los robos de arte actualmente sólo persiguen dos objetivos: La recompensa o el intercambio y sobre todo con obras de museos que por pequeños y modestos que sean, lo primero que habrán hecho es denunciarlo a la policía. Por tanto esa obra en el segundo mercado está “muerta”. No se puede vender.

En estos países el arte se trata como un producto comercial, sin más y como están asegurados si no se recuperan las aseguradoras deberán pagar la prima establecida, por tanto lo que se intenta es lograr recuperar la pieza a un precio módico para no pagar al completo.

Los robos los llevan a cabo cacos, ladrones, chorizo sin paliativos. Olvidemos ladrones de película, por tato los detectives de arte se mueven en ese sector. El inframundo del crimen. Yo ese infierno lo desconozco, gracias a Dios.

Probablemente y aplicando la lógica, la forma de trabajar de un detective del arte, pasará previamente por dejar que pase el tiempo. Cuanto mas tiempo pasa, la pieza más “quema en las manos” del delincuente e intentará moverla de manera desesperada. Hay quien dice que es posible que ante la desesperación hay un riesgo de destrucción de la pieza, en este caso no ha sido así.

Llega la segunda parte: Conocer al circuito de peristas y vendedores chungos a los que previamente, a los ladrones, se les habrá pasado por la cabeza recurrir. La lógica me dice que una vez el detective logra tener una pista de que hay un cretino moviendo piezas, intentará contactar y negociar con el ladrón o su cómplice. En este caso el delincuente (cómplice) pretendía lograr una rebaja de pena para un súper contrabandista de drogas. Eso significa que el intento del rescate económico, no ha tenido éxito. Me recuerda aquella película (“La aventura es la aventura”) en la que al final los secuestradores, hasta pagan por deshacerse del secuestrado.

¿Ha conseguido el cuadro? Si es cierto ¿De que manera? Bueno eso es cuestionable. Tratar y negociar con el inframundo es algo muy privado y que no gusta normalmente a la policía, ahora bien en estos países el arte se trata como una mercancía, por eso estos países no disponen de unidades o brigadas de patrimonio tan especializadas como otros, entre ellos España.

La información que maneja un detective es privada y a veces no se comparte. Como se ve es un entramado más bien turbio, tirando a negro, en la que incluso se podría pensar si el detective puede ser parte interesada.

Hasta donde yo se, en nuestro país eso no pasa. Los detectives comparten toda la información con la policía y esta actúa.

Por otro lado lo del calificativo de Indiana Jones del arte, empieza a ser más bien imbécil: El doctor Jones se dedica a buscar piezas para su propio museo sin importarle demasiado los procedimientos.

Hoy Indiana Jones sería considerado un expoliador, un traficante, un vándalo y un asesino digno de una sección propia en Pecados del Arte.

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