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Románico sin techo (ASC)

La Barbolla: Un grito desgarrador que nadie escuchó

vista aérea de la Barbolla
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vista aérea de la Barbolla (Foto: © José Ramón Esteban)
sábado 02 de diciembre de 2023, 10:00h
El retablo del Cristo de la Piedad (2022)
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El retablo del Cristo de la Piedad (2022) (Foto: © Románico sin Techo)
La Junta de Castilla y León no intervino ni interviene porque no es BIC, la Diócesis de Osma-Soria, su propietario, no interviene y se escuda en que no tiene culto. El Ayuntamiento de Quintana Redonda y la Diputación de Soria miran para otro lado

  • la Barbolla desde el camino de la Ventosa


  • Retablo de la Virgen del rosario desde una grieta


  • en noviembre de 2022 el abandono era patente


  • la Barbolla desde el surste

Nadie escuchó el crujir de las vigas, ni el estruendo provocado cuando la techumbre de la iglesia de San Bartolomé de La Barbolla se vino abajo la noche del 8 al 9 de noviembre de 2023. Nadie lo escuchó porque nadie dormía en La Barbolla aquella noche ni ninguna otra, pues todo el mundo la abandonó hace ya un tiempo. La iglesia, en su soledad, quebró ante el viento y la inclemencia. Un desastre en una fecha memorable, 34 años después de la caída del muro de Berlín. Una fecha triste que quedará grabada en la memoria de los sorianos.

Nadie quiso escuchar los mensajes que enviaba el inmueble: caída del tejado de la sacristía, derrumbe parcial del tejado de la torre, lechuzas, jinetas y hurones residiendo en lugar sagrado, la Filomena y la caída del retablo del Cristo de la Piedad, la caída de la tapa de la colmena que el cura cuidaba para obtener miel y cera, la tierra que poco a poco se acumulaba en el maderamen de lo que fueron las gradas de los enterramientos, la puerta violentada el pasado 28 de mayo con una gran tormenta sobre nuestras cabezas, el retablo de Cristo de la Piedad en el suelo y removido, la luz que entra por la grieta del muro sur… Innumerables avisos que no lograron remover la conciencia de quienes podrían haber puesto solución, y así llegó el día fatídico.

Blas Gonzalo, Cándido Las Heras, Marcos García, Teresa García, José María Incausa y Luis C. Pastor , visitamos la iglesia de San Bartolomé por primera vez el 26 de noviembre de 2020. Pudimos comprobar que se encontraba en un estado avanzado de ruina. Nuestro grito de auxilio se oyó en muchos lugares, pero nadie escuchó nuestra petición de ayuda para salvar de la ruina una iglesia típica del románico rural soriano. La Junta de Castilla y León no intervino ni interviene porque no es BIC, la Diócesis de Osma-Soria, su propietario, no interviene y se escuda en que no tiene culto. El Ayuntamiento de Quintana Redonda y la Diputación de Soria miran para otro lado. Aún hay antiguos moradores y descendientes que esperan alguna intervención, pero la ayuda no llega. Tanta desidia fue el caldo de cultivo en el que nació el colectivo “Románico sin techo”.

La Barbolla se encuentra a unos treinta kilómetros al suroeste de Soria, integrándose en el ayuntamiento de Quintana Redonda. El pueblo, en ruinas, se asienta en un llano entre Calatañazor y Tardelcuende, aunque próximo a los pinares solitarios, en la falda meridional de la Sierra de Inodejo, transitados por sus escasos amantes o labriegos, y rodeado de zonas de cultivo en ocasiones abandonadas.

La pequeña iglesia es un claro ejemplo del románico rural enclavada sobre una pequeña loma, que es abrazada por el sur por un atrio con césped natural y a sus pies el pequeño arroyo de la Laguna, subsidiario del río Castro. En el lado meridional del ábside, yace arrumbada una lauda sepulcral, que fue piedra pasadera hasta finales de los años 70 del pasado siglo, muy cerca de una pequeña huesera.

La parroquial se construyó en mampostería, con sillares en los esquinales, fruto de la pobreza de los moradores de La Barbolla. Se asienta sobre un zócalo de piedra, que salva un desnivel. El ábside semicircular y el tramo recto del presbiterio, ligeramente más ancho, se rematan con una cornisa achaflanada sostenida por canecillos, entre los que podemos destacar alguno con cabezas humanas. La nave es ligeramente más alta y ancha que la cabecera, habiendo perdido la cornisa, que hoy se muestra con un simple alero de tejas. En el muro meridional se abre la portada en un cuerpo avanzado de sillería, asentada sobre un podio abocinado sobre el que se asientan columnas y pilastras, que acogen las cinco arquivoltas, protegidas por una chambrana. Un portalillo a tres aguas, tan típico en estas latitudes, protege la portada, tan deteriorado que no cumple su función.

En el interior, el solado de madera diseña un piso entrecortado haciendo que cada uno de los tablones guarde los restos de los antiguos pobladores, que algún día dieron vida a estas tierras. A los pies hay dos pequeñas estancias: en una de ellas se conserva una pila bautismal románica de gallones cóncavos y cenefa vegetal; en la otra aparecen objetos variados, algún hueso escapado de su grada, estandartes, andas y la cruz de madera de la bendición de campos. En los pies todavía se conserva el coro y se puede acceder a él, y desde éste, a la espadaña, espacio colonizado por una jineta, la única pobladora del lugar. En los dos vanos sobreviven dos campanas de los siglos XVIII y XIX que corren peligro de caída.

El acceso desde la nave al presbiterio se hace a través de un arco de triunfo, muy cerrado como otros que vemos en la comarca. Se desarrolla con un doble arco de medio punto con chambrana exterior que se decora con bolas, motivos vegetales y, otra vez, caras. La parroquia contó con cuatro retablos: el que estuvo en la sacristía, del que desconocemos su paradero, el principal, dedicado a San Bartolomé y los laterales, que algún día cobijaron el Cristo de La Piedad y la Virgen del Rosario, hoy en la iglesia de Santa Bárbara de Soria. El retablo del Cristo de La Piedad ya se derrumbó en 2021, quizás en los tiempos de la borrasca Filomena; el de la Virgen del Rosario milagrosamente se ha salvado del derrumbe y hoy se encuentra a la intemperie. Pronto, si no se hace nada, la vegetación se apoderará del lugar: saúcos y rosales silvestres colonizarán este lugar sagrado acompañando a la fauna que allí habita.

El tiempo pasó, nadie hizo nada, por eso desde el pasado 9 de noviembre la iglesia románica de San Bartolomé se ha convertido en otra iglesia abierta al cielo. Si no aprovechamos ahora la oportunidad de recuperar esta ruina románica, los expoliadores y el tiempo harán su trabajo, y los muertos que habitan debajo de sus maderas, la pila bautismal, los exvotos y sus caperos, los estandartes y pendones que aún resisten, las pinturas de los retablos, los capiteles y hasta la fauna de hurones, jinetas y lechuzas, desaparecerán definitivamente.

Románico Sin Techo, es un colectivo en defensa del patrimonio románico sin techo de la provincia de Soria

la Barbolla. Otra muestra del Románico sin techo en Soria
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la Barbolla. Otra muestra del Románico sin techo en Soria (Foto: ©José Ramón Esteban)
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