expolio arqueologico

No comunicar el hallazgo de una pieza de este tipo puede suponer una multa de hasta 150.000 euros. Se trata de objetos que por ley integran el Patrimonio Histórico y por tanto son bienes de dominio público y propiedad de la Administración.

El hallazgo más importante tal vez sea la extensa información en diversos cuadernos incautados, en el que el expoliador detalló con exactitud los yacimientos y piezas expoliadas durante los 50 años que duró su “actividad” y que son una inestimable fuente de información para los investigadores arqueológicos.

En la mayoría de los casos, los conservadores desconocían su procedencia ilícita, aunque desde luego, tampoco fueron demasiado rigurosos a la hora de analizar cual era su verdadera procedencia.

Es una exposición que explica a la sociedad el perjuicio irreparable que causa el expolio arqueológico a través del caso de Arátikos, asentamiento celtíbero saqueado en los años 80 y 90.

El sospechoso es un hombre de 90 años que lleva 70 traficando y acumulando una cantidad ingente de objetos de gran valor histórico patrimonial y arqueológico sin justificación de procedencia.

Las piezas ofrecían en el portal WALLAPOP, que se está convietiendo en uno de los canales favoritos para la venta fraudulenta.

La “trazabilidad” de origen de las piezas procedentes de Oriente Medio, se manipula de manera habitual desde hace décadas.

Los objetos expoliados podrían haberse legalizado y revalorizado al haberse cedido en depósito a estos museos durante décadas, sin que las instituciones hubiesen sospechado su origen ilegal.

El Seprona, en el marco de las actuaciones dirigidas a la vigilancia y protección del Patrimonio Histórico y Cultural de la provincia, sorprendía in fraganti, en un paraje de La Bureba próximo a una ermita romana, a una persona que realizaba remociones de terreno en una extensa finca de cultivo, valiéndose de una azada, acción que llamó la atención de los agentes. Al aproximarse, el sospechoso intentó tapar disimuladamente uno de los agujeros practicados, mientras guardaba en un bolsillo lo que parecía un pequeño objeto, para a continuación apremiar la marcha y ausentarse del lugar; portaba un detector de metales, encendido y dispuesto para su uso.

Un hombre de 68 años ha sido detenido por la Guardia Civil por los delitos contra el patrimonio histórico, contra la salud pública -tráfico de drogas- y tenencia ilícita de armas

Esta condena no deja de ser una advertencia seria para futuros infractores aficionados.