expolio nazi

La cuestión de la restitución del arte confiscado y robado a los judíos ha desembocado en varios acuerdos internacionales. El gran problema es que en su mayoría NO SON VINCULANTES, o si prefiere: Cada país hace finalmente lo que considera…

Los herederos se apoyan en la Ley de Recuperación Expropiada del Holocausto (Ley HEAR) de 2016 en Estados Unidos , que anularía la tradicional defensa de laches que esencialmente aplica el principio de Apropiación Prescriptiva empleada por los museos norteamericanos.

El cuadro “La Cueillette des Aceitunas” de Vincent van Gogh se vendió en secreto a los Goulandris en 1972, para evitar que el MET lo devolviese a los herederos del propietario original.

Varias instituciones holandesas compraron en 1937 en "subasta forzosa" varias poezas de la coleccionista Emma Budge.

Hay tres versiones de este cuadro (ramo con 14 girasoles), la de la National Gallery, la del Museo Van Gogh de Amsterdam y la del Museo Sompo de Tokio, comprada En 1987 por 40 millones de dólares y que significó el "despegué fulgurante" del pintor en el mercado internacional. La obra más cara del artísta se vendió en noviembre de 2022 en Nueva York en 116 millones de euros, comisión incluída

En marzo de 1939 los propietarios intentaron enviarlo por correo al extranjero pero fue interceptado por la Gestapo de Praga. Desde entonces se conservaba en un museo.

El ensayo explica cómo los museos belgas aprovecharon la desesperación de los refugiados durante la II Guerra Mundial. Más de 13 cuadros y decenas de dibujos pueden ser reclamados por los descendientes.

A pesar de lo evidente, los helvéticos siguen teniendo problemas con lo ético de sus colecciones de arte público, empleando argumentos para retrasar lo inevitable: Reconocer sí las obras de arte de sus colecciones proceden o no, del expolio nazi.

Desde 2018 están investigando 6.000 obras de arte adquiridas desde 1933. Hasta el momento 1.200 objetos han sido confirmados como “potencialmente expoliados”.

Se calcula que todavía hay más de 200.000 libros saqueados durante el expolio nazi que o bien se destruyeron o bien se dispersaron por bibliotecas y museos de todo el mundo.

Cientos de miles de obras de arte fueron robadas a judíos después de que los nazis llegaran al poder y muchas terminaron en colecciones de museos de todo el mundo, incluido un número desconocido en Nueva York.

Su restitución es prácticamente imposible por la ausencia de marcas o dedicatorias que puedan vincularlos a los propietarios

Una etiqueta aparentemente insignificante descubierta en la parte posterior de la pintura sería una pista vital para rastrear al propietario original